El Veneno de la Leche Pasteurizada.
(Los Gatos de Pottenger)
“El ser humano es el único mamífero que ingiere leche
procedente de otro animal pasado el periodo de lactancia. Y lo hace a pesar de
saberse que la leche que produce cada mamífero es específica para su especie.”
Hacia 1930, el Dr. Francis M. Pottenger realizó un estudio de 10 años de duración sobre los efectos relativos de una dieta de leche pasteurizada y otra al natural en una población de 900 gatos.
Uno de los grupos no recibía nada más que leche entera al
natural, mientras que el otro era alimentado exclusivamente con leche entera
pasteurizada de la misma procedencia.
Los gatos alimentados con leche natural evolucionaron bien,
manteniéndose sanos, activos y alerta durante toda su vida, pero los
alimentados con leche pasteurizada pronto se volvieron inquietos, confusos y
sumamente vulnerables a un gran número de enfermedades degenerativas crónicas
que normalmente se relacionan con el ser humano: enfermedades cardiacas,
afecciones renales y tiroideas, problemas respiratorios, pérdida de dientes,
fragilidad ósea, inflamación hepática, etc.
Pero lo que más le llamó la atención al Dr. Pottenger fue lo
que les sucedía a la segunda y tercera generaciones.
Los primeros descendientes del grupo de la leche pasteurizada
nacieron todos con mala dentadura y huesos pequeños y débiles, síntomas
evidentes de una deficiencia de calcio que indicaban a su vez una mala
absorción del calcio de la leche pasteurizada.
Los descendientes del grupo de la leche al natural nacieron
tan sanos como sus progenitores. Muchos de los gatitos de la tercera generación
del grupo pasteurizado nacieron muertos, y los que sobrevivieron eran todos
estériles e incapaces de reproducirse.
El experimento debió terminar ahí porque no hubo una cuarta
generación de gatos alimentados con leche pasteurizada, aunque el grupo de la
leche al natural siguió reproduciéndose y criando indefinidamente.
A pesar de todas estas pruebas científicas a favor de la leche al natural y contra la leche pasteurizada, y a pesar del hecho de que hasta comienzos del Siglo XX la especie humana medró con leche al natural, en la actualidad está prohibida la venta de leche al natural al consumidor en casi todos los estados unidos norteamericanos.
A pesar de todas estas pruebas científicas a favor de la leche al natural y contra la leche pasteurizada, y a pesar del hecho de que hasta comienzos del Siglo XX la especie humana medró con leche al natural, en la actualidad está prohibida la venta de leche al natural al consumidor en casi todos los estados unidos norteamericanos.
Para la industria lechera resulta mucho más rentable
pasteurizar la leche a fin de alargar su tiempo de vida en el comercio, aunque
esta leche desnaturalizada no haga ningún bien en absoluto a la salud
humana.
Sólo hicieron falta tres generaciones para que los gatos del
Dr. Pottenger alimentados con leche pasteurizada se volvieran estériles y
extremadamente frágiles. Y éste es el número aproximado de generaciones que
europeos, australianos y norteamericanos llevan alimentándose con leche
pasteurizada.
Hoy en día, la esterilidad se ha convertido en un problema de
importancia entre las jóvenes parejas norteamericanas, mientras que la
deficiencia de calcio se ha extendido tanto que más del 90 % de los niños
norteamericanos padecen de afecciones dentales crónicas.
CONCLUSIÓN:
CONCLUSIÓN:
Hoy en día, la leche se vuelve todavía más indigerible a
causa de la práctica generalizada de la pasteurización, que destruye todas las
enzimas naturales y altera sus delicadas proteínas.
La leche natural contiene las enzimas activas lactasa y
lipasa, que hacen posible que se digiera por sí misma.
La leche pasteurizada, desprovista de lactasa y demás enzimas
activas, no puede ser correctamente digerida por los estómagos adultos, e
incluso resulta difícil para los niños, como lo demuestran los cólicos,
erupciones, problemas respiratorios, gases y demás afecciones tan frecuentes en
los bebés alimentados con biberón.
Además, la ausencia de enzimas y la alteración de las
proteínas vitales hace que el calcio y los restantes minerales contenidos en la
leche no sean bien asimilados.
Estados Unidos exhibe los niveles más altos de consumo de leche pasteurizada, pero también la mayor incidencia de osteoporosis. Se consumen más productos lácteos en EE.UU. que en el conjunto de los demás países del mundo e igualmente los estadounidenses lideran el mundo en osteoporosis y otras enfermedades degenerativas.
Estados Unidos exhibe los niveles más altos de consumo de leche pasteurizada, pero también la mayor incidencia de osteoporosis. Se consumen más productos lácteos en EE.UU. que en el conjunto de los demás países del mundo e igualmente los estadounidenses lideran el mundo en osteoporosis y otras enfermedades degenerativas.
En la China
no se consume prácticamente nada de leche, no hay tal costumbre, y parejamente
el pueblo chino no tiene problemas de osteoporosis semejantes o cáncer de
mama.
Para empeorar aun más la situación, actualmente se ha impuesto la costumbre de "homogeneizar" la leche con el fin de evitar que se separe la nata.
Para empeorar aun más la situación, actualmente se ha impuesto la costumbre de "homogeneizar" la leche con el fin de evitar que se separe la nata.
La homogeneización consiste en
fragmentar y pulverizar las moléculas de grasa hasta el punto de que no puedan
separarse del resto de la leche.
Pero los minúsculos fragmentos de
grasa así obtenidos se filtran con facilidad a través de las paredes del
intestino delgado y aumentan considerablemente la cantidad de colesterol y
grasas desnaturalizadas absorbidas por el cuerpo.
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